lunes, 1 de febrero de 2016

Las células presentadoras de antígeno.(EQUIPO 1)

Las células presentadoras de antígeno
Las células presentadoras de antígeno (CPA) forman parte del sistema inmunitario y tienen como función presentar antígenos alogénicos a los linfocitos T en las moléculas del complejo mayor de histocompatibilidad (CMH). La mayoría de las células del organismo pueden presentar antígenos en moléculas del CMH de clase I; sin embargo, sólo las células que presentan péptidos unidos a las moléculas del CMH de clase II se consideran como CPA profesionales.
Hay tres tipos de células CPA profesionales: células dendríticas (CD), macrófagos y linfocitos B.

1. Células dendríticas
Las CD forman parte de la inmunidad innata y participan en la transición entre los dos tipos de la respuesta inmune e interaccionan, tanto con linfocitos T CD4+ (Th o colaboradores) como con CD8+ (citotóxicos).
Se distribuyen por todo el organismo y, sobre todo, en los lugares habituales de entrada de patógenos: piel, vías respiratorias y tracto digestivo. Una vez que captan el antígeno, migran a los órganos linfoides secundarios y modifican su fenotipo, adquiriendo capacidad para activar a los linfocitos T vírgenes. Este proceso se conoce como maduración y comprende el paso de un estadío de captura del antígeno hacia otro, capaz de estimular a los linfocitos T antígeno-específicos. Durante el proceso madurativo, que está inducido por citocinas proinflamatorias, linfocitos T o productos microbianos, el cambio de fenotipo consiste, fundamentalmente, en el incremento de la expresión de moléculas coestimuladoras CD80/CD86 y de clase II del CMH.
Según el microambiente y los tejidos dónde se sitúan, las CD se dividen en los subtipos  biológicos:
a.    Intersticiales.
b.    Células de Langerhans.
c.    Plasmacitoides.
d.    Derivadas de monocitos.
e.    Foliculares.

2. Macrófagos
Los macrófagos son leucocitos mononucleares y, como las CD, juegan un papel importante en la conexión entre la inmunidad innata y adquirida, al modular y participar en la activación de los linfocitos T y B.
Los macrófagos se distribuyen por multitud de órganos y tejidos.  En los órganos hematopoyéticos; forman parte del microambiente en el que tiene lugar la hematopoyesis, en el timo juegan un papel importante en la eliminación y selección de los timocitos en desarrollo; en el bazo reconocen y captan antígenos procedentes de la circulación sanguínea y en los ganglios linfáticos participan en la presentación antigénica.
Además, forman parte del tejido linfoide asociado a  las mucosas, donde actúan como primera barrera en la defensa frente a infecciones. Al igual que las CD, los macrófagos se diferencian en varios subtipos en función del microambiente en el que se desarrollan: células de Kupffer en el hígado, microglia en el sistema nervioso central, histiocitos en el tejido conectivo, células mesangiales en el riñón y macrófagos alveolares en el pulmón.
En los tejidos y órganos donde se encuentran, los macrófagos se encargan de la fagocitosis y de la presentación antigénica, así como de la producción de mediadores químicos de la inmunidad,  tales como: IL-1, IL-6, IL-10, IL-12 y TNF-α.
En su membrana, obviamente, se expresan moléculas relacionadas con su función inmunológica (Figura 1), tales como HLA y receptores del grupo de reconocimiento de patrones, dado que su función primordial es reconocer patrones moleculares que se expresan en la superficie de los patógenos, de quimiocinas y a los que se añaden un conjunto formado por:
a.    Receptores para lectinas.
b.    Receptores scavenger.
c.    Receptores para factores del complemento.
d.    Receptores tipo Toll.
e.    Receptores para la región Fc de las inmunoglobulinas.
f.     Receptores de siete pasos transmembrana acoplados a proteína G.
g.    Receptores para citocinas.

Una vez que el macrófago reconoce al patógeno, se inicia el proceso de fagocitosis y de destrucción intracelular. Algunos de los péptidos que se generan durante la digestión de los patógenos, serán presentados a través de moléculas del CMH de clase II a los linfocitos Th que, junto a la expresión de moléculas coestimuladoras por parte del macrófago dará inicio a la respuesta inmunitaria adaptativa.

3. Linfocitos B
Los linfocitos B, además de generar células plasmáticas, pueden actuar como CPA profesionales.
A diferencia de las CD y de los macrófagos, que reconocen al patógeno fundamentalmente mediante receptores de reconocimiento de patrones, los linfocitos B realizan el reconocimiento de los patógenos a través de su receptor, que está formado por una inmunoglobulina de membrana, asociada a un heterodímero de dos cadenas proteicas, conocidas como Ig-a e Ig-b o CD79a y CD79b, que se encarga de la transmisión de la señal al interior de la célula (Figura 2).
Los linfocitos B se activan por dos vías:
a. Dependiente de linfocitos T. También conocida como vía timo-dependiente; la más frecuente e importante porque es la generadora de inmunoglobulinas específicas contra el antígeno. En ella, el linfocito B reconoce al antígeno a través de las inmunoglobulinas de membrana, lo internaliza, procesa y presenta vía moléculas del CMH de clase II a los linfocitos Th. La unión del antígeno al receptor del linfocito B y la interacción con el linfocito Th da como resultado la activación y entrada en expansión clonal del linfocito B.
b. Independiente de linfocitos T. Esta vía, a su vez, puede ser de dos subtipos, en función de los antígenos que sean reconocidos por los linfocitos B:
  • Antígenos timo-independientes tipo 1, que actúan como mitógenos y provocan la activación inespecífica de distintos clones de linfocitos B, sin importar la especificidad que presenten.
  • Antígenos timo-independientes tipo 2, que forman enlaces cruzados extensos entre múltiples receptores del linfocito B, provocando su entrada en expansión clonal, aunque para ello es necesaria la liberación de citocinas por los linfocitos Th.

Los antígenos endógenos generados en el citoplasma celular, se procesan por vía citosólica (Figura 3) y son presentados en superficie por las moléculas del CMH de clase I, mientras que los internalizados son procesados por la vía endocítica (Figura 4) y  presentados en superficie por las moléculas del CMH de clase II.

1. Vía citosólica, antígenos endógenos
Los mecanismos encargados de la degradación de los péptidos endógenos para su presentación mediante moléculas del CMH de clase I son muy similares a los que participan en el recambio normal de las proteínas intracelulares.
Las proteínas sintetizadas en el citoplasma son transportadas al proteosoma, donde son procesadas y degradadas. La degradación está regulada por dos subunidades del proteosoma llamadas LMP2 y LMP7. Los fragmentos proteicos son transportados activamente desde el citoplasma al retículo endoplásmatico (RE)  por la proteína TAP, formada por dos subunidades: TAP1 y TAP2.
Paralelamente, en el RE se sintetizan las cadenas alfa y b2-microglobulina de la molécula del CMH de clase I. Para que una molécula estable del CMH de clase I pueda salir del RE y ser expresada en superficie, necesita que un fragmento proteico ocupe su hendidura. Este proceso está regulado a nivel del RE por distintas moléculas. La calnexina se encuentra anclada en la cara interna de la membrana del RE y se asocia a la cadena alfa libre del CMH de clase I favoreciendo su plegamiento. Una vez que se sintetiza la b2-microglobulina, la calnexina se separa de la molécula del CMH, que queda asociada a otras dos proteínas, la calreticulina y la tapasina. Ésta se asocia a la molécula TAP, favoreciendo la carga de los fragmentos proteicos en la hendidura de la molécula del CMH de clase I. Una vez que queda anclado el fragmento proteico en la hendidura de la molécula del CMH de clase I, se disocia del complejo calreticulina-tapasina, sale del RE y es transportada hasta el Golgi donde se glicoxila para, finalmente salir y ser transportada a la membrana de la célula donde queda presentada.

2. Vía endocítica, antígenos exógenos
En esta vía, los antígenos pueden ser fagocitados, como en el caso de las CD y macrófagos, o  endocitados, como en los linfocitos B.
Una vez que el antígeno es internalizado, se degrada en una serie de compartimentos intracelulares cuyo pH decrece progresivamente (endosomas).
Las moléculas del CMH de clase II se sintetizan en el RE y durante su síntesis se unen a un trímero proteico denominado cadena invariante (Ii o CD74) que ocupa la hendidura de la molécula del CMH de clase II, evitando que péptidos de la vía endógena se carguen en la hendidura de la molécula. Una vez que la molécula del CMH de clase II se pliega, sale del RE, pasa por el Golgi y se fusiona con los endosomas, donde la cadena invariante se ve degradada por los enzimas líticos que se encuentran su interior. Sin embargo, un pequeño fragmento de la cadena invariante llamado CLIP queda unido a la hendidura de la molécula del CMH de clase II. La eliminación del CLIP y la carga de los fragmentos proteicos generados en el endosoma está mediada por una molécula del CMH no clásica conocida como HLA-DM. Una vez eliminado el CLIP y con un fragmento proteico cargado en su gruta, la molécula del CMH de clase II viaja hasta la membrana celular donde queda expresada.

Las moléculas CD1 median la presentación de antígenos de naturaleza glicolipídica a los linfocitos Tgd. Estas moléculas se asocian de forma no covalente a la b2-microglobulina dando lugar a estructuras diméricas similares a la molécula del CMH de clase I.
Las moléculas CD1 se dividen en dos grupos, según la homología de sus secuencias:
1. Grupo 1 (CD1 a, b y c). Se expresan en la superficie de las CPA profesionales y presentan antígenos lipídicos alogénicos a células T CD1-específicas.
2. Grupo 2 (CD1d). Se expresa en un amplio rango de células que parecen presentar antígenos no bien definidos a las células NKT que, una vez activadas, producen y liberan citocinas de las respuestas Th1 y Th2, fundamentalmente INF-γ e IL-4.
La molécula CD1e no forma parte de ninguno de los grupos anteriores. Se expresa intracelularmente y se desconoce el papel que desempeña en la respuesta inmunitaria.


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